miércoles, 25 de diciembre de 2019

El señor Modigliani de Sergio Martínez

EL SEÑOR MODIGLIANI es un hombre de mediana edad. Quizás por eso, siempre entendía la mitad de lo que le decían. Entendía solo la mitad de lo que le sugerían o invitaban. Tenia deseos de clase media y alentaba a un equipo de futbol pero solo iba a verlo en el primer semestre del calendario.
Fingía prestar atención, se distraía casi siempre a la mitad de lo que le decían, para después echarles en cara, a los que llegaban a un acuerdo, que él no había entendido bien, que no sabía de que se trataba, se ponía siempre en victima, pues de todo, entendía la mitad. Lo medio que entendía era la que le convenía a él y lo que no entendía era la que le convenía al otro. Esta simple estrategia lo llevó a ser una de las máximas autoridades en el ministerio de planos y planimetrías con el cargo de subsiguiente interino. Entendía la mitad del amanecer los naranjas o los celestes. La mitad de un libro y la otra parte solo la leía. Se perdía de entender un porcentaje de la obra de Van Gogh si es que un artista puede ser medido en porcentajes. Un colibrí era imposible de entender para él, era tanta totalidad el pajarillo, que se le hacía imposible dividirlo. La belleza es poco divisible, debo aclarar para respetar algunas verdades extraídas de la sabiduría que habita la esquina de mi barrio. Un día, hacia la media tarde el señor Modigliani se encontró, con aquella hermosa portadora de la palabra y las intenciones... se llamaba Jazmín... no se podía saber bien que parte de ella era flor, cual mujer . Que era blancura... que era el blanco absoluto de su piel. Hasta donde empezaba la mujer...donde terminaba el poema. Había que entender su absoluto...ella vivía su maravillosa integridad, completa casi siempre. Ella era palabra y entendía los infinitos significados, conocía la importancia de los desiertos y del otoño. El destino de los azules vientos y salvaje verde que esconde la semilla. Cuando conoció al señor Modigliani...la señorita Jazmín, le mostró su versión total del mundo y le ofreció un universo pero él solo entendió la mitad de todo lo que ella le sugería. De la historia entendió la edad media, de la jornada solo el medio día y el almuerzo En lugar del planeta entero solo entendió su propio hemisferio derecho y la mitad de su vida se la paso tratando que esta mitad le sirviera para no necesitar la otra. En cambio ella... le venían bien todos los horizontes, los propios y los ajenos, su viaje iba por el sendero de avanzar, conociendo el ser en el ser, de alma en alma entendiendo amores y odios que son las dos mitades de la pasión.
Los silencios, las palabras que juntos conforman el amor. El equilibrio y descalabro que habitan en casi todos sentimientos. Y las dos proporciones exactas que dan la felicidad, cuando es tiempo y es cariño. El señor Modigliani no sabia que mitad elegir de la señorita Jazmín, su belleza o tal vez la profundidad de su mirada. Eso lo tenía medio confundido
En cambio para ella fue muy fácil darse cuenta que no podría amar a aquel, obtuso plano que era el señor Modigliani, dejarlo seguir solo su seco camino, ya que el no era un misterio, le faltaba lo imperfecto. Si del señor Modigliani,
había que elegir una sola parte, solo lo bueno de el, y la señorita Jazmín, podia observar lo que le faltaba. Prefirió esa muchacha vivir un amor pequeño pero pleno. Tal como comentó alguna vez otro poeta de esquina, el amor es mitad admiración y la joven esa parte no la tenia , aunque la perfección de la estrategia de supervivencia del Señor Modigliani le llamara la atención un poco, comprendía desde el origen del encuentro que no funcionaría. A ella se le sugería la vida completa, en lugar de estar al medio en todo de ese señor y su tan ilustre apellido por parte de padre, o sea la mitad de sus origen ..el señor Modigliani...su vida a la mitad ..Jazmín la indivisible, la diversa mujer y su amor de todos los colores. Otro amor que no pudo ser... entre las cuadras de mi barrio y su infinito tiempo.




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