miércoles, 27 de junio de 2012

Un muchacho con un libro


Un muchacho con un libro

Por Arturo Pérez-Reverte |El País

Estoy sentado donde suelo hacerlo cuando me encuentro en la plaza Mayor de Madrid, que es la terraza del bar Andaluz. Me gusta instalarme allí con un libro al sol de invierno o a la sombra del verano; y de vez en cuando, levantando la mirada, ver pasar a la gente o conversar con los camareros: dos viejos amigos que, desde su privilegiado observatorio, toman el pulso diario a la condición humana con singular sabiduría y precisión. Estoy allí, como digo, observando a ratos a los habituales que se buscan la vida en la plaza: el acordeonista virtuoso aunque no siempre oportuno, el que hace pompas de jabón, el Spiderman barrigudo que se fotografía con los paseantes. Y observo, una vez más, que la peña resulta agarradísima a la hora de aforar una chapa. Igual dan guiris o de aquí: ven a Bart Simpson en la plaza, se ponen al lado para hacerse una foto, y luego se largan sin dar las gracias ni soltar, por supuesto, una pequeña propina. Dando por sentado, los miserables, que el fulano que pasa todo el día al sol con tres kilos de paño encima está allí por simpatía y amor al arte, para que ellos se hagan fotos sonriendo felices, por la cara.

En una mesa cercana hay un muchacho que lee un libro. Tiene unos diecisiete o dieciocho años, está solo, y llama la atención porque no es frecuente encontrar lectores en este paraje. Está concentrado en las páginas, y de vez en cuando cierra el libro y se queda mirando la plaza sin verla, con la expresión de quien permanece ajeno a cuanto ocurre ante sus ojos. Con esa mirada ausente que todo lector conoce como propia: la de quien se detiene en el acto de leer pero no interrumpe la lectura, sino que sigue inmerso en las imágenes o las ideas que el libro suscita. Uno de los camareros pasa por mi lado y sonríe dirigiéndole una mirada de simpatía al muchacho, como si dijera: ahí tiene usted a un potencial cliente, o por lo menos a un colega devorador de letra impresa.

Me pregunto qué lee el muchacho. Por qué mundos andará, merced al libro que tiene en las manos. Con la curiosidad natural entre hermanos de la costa, hago esfuerzos por ver la tapa del volumen, arriesgando descoyuntarme las cervicales. Por el grosor y formato, parece una novela. No consigo ver el título ni la portada. Lo que está claro es que al joven le interesa mucho lo que lee, pues pasa las páginas con la decisión del lector seguro de sí; y cuando levanta la vista sostiene el volumen con ese tacto familiar, confianzudo, de quien siente con un libro en las manos el mismo consuelo, o confianza, que un pistolero al sopesar un revólver con seis balas en el tambor. Mucho se equivocan, pienso una vez más, quienes afirman que una tableta electrónica borrará el libro de papel de las necesidades humanas. Porque un libro no sirve sólo para leer. Sirve también para que su peso tranquilice las manos lectoras, para subrayar y ajar sus páginas con el uso, para regalar el ejemplar leído a personas a las que quieres. Para ver amarillear sus páginas con los años sobre los viejos subrayados que hiciste cuando eras distinto a quien ahora eres. Para decorar -no hay cuadro ni objeto comparable en belleza- una habitación o una casa. Para amueblar una vida.

El muchacho ha cerrado el libro y me parece advertir, aunque no distingo título ni autor, una ilustración en la tapa que parece un velero antiguo. Quizá se trate de una novela sobre el mar, concluyo. Tal vez en este momento el muchacho no está aquí sino empeñado a cañonazos, corriendo un temporal con sólo la gavia rizada del trinquete, apretando los dientes mientras empuña el arpón. Quizá en este momento navegue hacia islas a las que nunca llegan órdenes de captura, busque a los náufragos del Raquel, recorra entre astillazos la cubierta de la Suprise, o ice la bandera del corsario alemán Emdem para el último combate en las Islas Cocos. Quizá -o sin duda- ese joven lector ha descubierto ya que para adueñarse cómodamente de esos y otros mundos, para llenar la existencia propia de experiencias ajenas y vivir mil vidas que de otro modo serían imposibles, basta con abrir las tapas de un libro. Al fin, el muchacho cierra su volumen, lo guarda en la mochila y se marcha. Lo sigo con la vista, deseándole silenciosamente suerte en zafarranchos, temporales y arribadas. Que tengas buen viento y buena caza, chaval. Le deseo. Que la vida te depare valor en combates y abordajes, dignidad en las derrotas, serenidad en los naufragios, amigos leales y hermosas mujeres a bordo o esperándote en los puertos. Y mientras se aleja me parece verlo caminar balanceándose ligeramente, tranquilo, alerta, afirmando los pies con seguridad a cada paso. Como si en ese momento cruzara su particular línea de sombra pisando la cubierta inestable de un barco, y en el libro que lleva en la mochila hubiese aprendido cómo hacerlo.

jueves, 21 de junio de 2012

Presentación en "Gaetana"




"Bazar de Cuentos"
integrado por: Lily Kus, Marta Lamare
Mónica Rocca y Lidia Steren
presenta
"Nosotras, ellas y aquellas..."
en "Gaetana"
11 de septiembre 2190
entre Juramento y Mendoza
Barrancas de Belgrano
C.A.B.A.
el 23 de junio - 17 horas
Entrada libre, salida, no tanto

lunes, 18 de junio de 2012

"Para contar un cuento...." por Xavier P. Docampo

APRENDER
PARA REFLEXIONAR

Debemos aprender... 
Que siempre existen tres enfoques en cada historia: 
mi verdad, 
tu verdad y 
la verdad. 

Que toma mucho tiempo llegar a ser la persona que deseamos ser. 
Que podemos hacer mucho mas cosas de las que creemos poder hacer. 

Que no importan nuestras circunstancias, 
lo importante es como interpretamos nuestras circunstancias.

Que no podemos forzar a una persona a amarnos, 
únicamente podemos ser alguien que ama. 
El resto depende de los demás. 

Que requiere años desarrollar la confianza y un segundo destruirla. 

Que dos personas pueden observar la misma cosa, 
y ver algo totalmente diferente. 

Que las personas honestas tienen más éxito al paso del tiempo. 

Que podemos escribir o hablar de nuestros sentimientos, para aliviar mucho dolor. 

Que no importa que tan lejos hemos estado de Dios, siempre nos vuelve a recibir. 

Que todos somos responsables de nuestros actos. 

Que existen personas que nos quieren mucho, 
pero no saben expresarlo. 

Que podemos hacer todo o nada con nuestro mejor amigo y siempre gozar el momento. 
Que a veces las personas que menos esperamos, 
son las primeras en apoyarnos en los momentos más difíciles. 

Que la madurez tiene que ver más con la experiencia que hemos vivido, 
y no tanto con los años que hemos cumplido. 

Que hay dos días de cada semana por los que no debemos de preocuparnos: 
ayer y mañana. 
El único momento valioso es ahora. 

Que aunque queramos mucho a la gente, 
algunas personas no nos devolverán ese amor. 

A no competir contra lo mejor de otros, 
sino a competir con lo mejor de nosotros mismos. 

Que podemos hacer algo por impulso y arrepentirnos el resto de nuestra vida. 

Que la pasión de un sentimiento desaparece rápidamente. 

Nunca decirle a un niño que sus sueños son ridículos, 
que tal si nos cree? 

Que la violencia atrae más violencia. 

Que decir una verdad a medias es peor que una mentira. 

Que las personas que critican a los demás, 
también nos criticaran cuando tengan la oportunidad. 

Que hay mucha diferencia entre la perfección y la excelencia.

Fuente: Oasis"Hay un requisito indispensable para poder contar un cuento. Querer contarlo. El deseo de contarlo tiene que nacer de adentro, sin ningún tipo de imposición u obligación externa. Cuando se dan estas condiciones muy difícilmente se cuenta mal un cuento, porque siempre se cuentan bien los cuentos que a uno le salen de adentro"

viernes, 15 de junio de 2012

Historias para salvar el mundo


“Historias para cambiar el mundo”

EL SUR NARRA

Te invita a escucharlas

El jueves 21 de junio – 17 y 30 horas

En la Sub-Sede de La Biblioteca de Alte. Brown

Esteban Adrogué 1224 - Adrogué




miércoles, 6 de junio de 2012

Murió Ray Bradbury



Excelente autor, quizá un poco encasillado en el género de ciencia-ficción, tiene una muy hermosa colección de cuentos y novelas.
En la última Feria del libro narré "En una estación de buen tiempo", una historia maravillosa que habla del amor, pero de un amor en particular, el amor al arte.

martes, 5 de junio de 2012

El pájaro del alma de Mijal Snumit

pajaro 1.jpg
Hondo, muy hondo, dentro del cuerpo habita el alma.
Nadie la ha visto nunca pero todos saben que existe.
Y no sólo saben que existe, saben también lo que hay en su interior.

Dentro del alma, en su centro, está, de pie
sobre una sola pata, un pájaro: el Pájaro del Alma.
Él siente todo lo que nosotros sentimos.

Cuando alguien nos hiere, el Pájaro del Alma
vaga por nuestro cuerpo, por aquí, por allá,
en cualquier dirección, aquejado de fuertes dolores.

Cuando alguien nos quiere, el Pájaro del Alma ,
dando pequeños y alegres brincos, yendo y viniendo,
adelante y atrás.

Cuando alguien nos llama por nuestro nombre
el presta atención a la voz, para averiguar
qué clase de llamada es ésa.

Cuando alguien se enoja con nosotros, el Pájaro del Alma
se encierra en sí mismo silencioso y triste.

Y cuando alguien nos abraza, el Pájaro del Alma,
que habita hondo, muy hondo, dentro del cuerpo,
crece, crece, hasta que llena casi todo nuestro interior.
A tal punto le hace bien el abrazo.

Dentro del cuerpo, hondo, muy hondo,
Habita el alma.
Nadie la ha visto nunca,
pero todos saben que existe.

Hasta ahora no ha nacido hombre sin alma.
Porque el alma se introduce en nosotros cuando nacemos,
y no nos abandona ni siquiera una vez mientras vivimos.
Como el aire que el hombre respira
desde su nacimiento hasta su muerte.

Seguramente quieres saber de qué está hecho
el Pájaro del Alma. ¡Ah! Es muy sencillo:
está hecho de cajones y cajones,
pero estos cajones no se pueden abrir así nada más.
Cada uno está cerrado por una llave muy especial.
Y es el Pájaro del Alma el único que puede abrirlos.
¿Cómo? También esto es muy sencillo: con su otra pata.
El Pájaro del Alma está de pie sobre una sola pata;
con la otra la llave, moviendo la manija,
y todo lo que hay dentro se esparce por el cuerpo.
Y como todo lo que sentimos tiene su propio cajón,
el Pájaro del Alma tiene muchísimos cajones.

Un cajón para la alegría y un cajón para la tristeza,
un cajón para la envidia y un cajón para la esperanza,
un cajón para la decepción y un cajón para la desesperación,
un cajón para la paciencia y un cajón para la impaciencia.

También hay un cajón para el odio y otro para el enojo,
y otro para los mimos. Un cajón para la pereza
y un cajón para nuestro vacío,
y un cajón para los secretos más ocultos,
(éste es un cajón que casi nunca abrimos).
Y hay más cajones.
También tú puedes añadir todos los que quieras.

A veces el hombre puede elegir y señalar al pájaro
qué llaves girar, y qué cajones abrir.
Y a veces es el pájaro quien decide.
Por ejemplo : el hombre quiere callar y ordena al pájaro
abrir el cajón del silencio; pero el pájaro,
abre el cajón de la voz, y el hombre habla y habla y habla.

Otro ejemplo: el hombre desea tranquilamente,
pero el pájaro abre el cajón de la impaciencia:
y el hombre se impacienta.

Y sucede que el hombre sin desearlo siente celos;
y sucede que quiere ayudar, y es entonces cuando estorba.
Porque el Pájaro del Alma no es siempre obediente,
y a veces causa penas...

De todo esto podemos entender que,
cada hombre es diferente
por el pájaro del alma que lleva dentro.
Un pájaro abre cada mañana el cajón de la alegría;
la alegría se desparrama por el cuerpo,
y el hombre está dichoso.
Otro pájaro abre, en cambio,
el cajón del enojo; el enojo se derrama,
y se apodera de todo su .
Y mientras el pájaro no cierra el cajón,
el hombre continúa enojado.

Un pájaro que se siente mal,
abre cajones desagradables; un pájaro que se siente bien,
elige cajones agradables. Y lo que es más importante:
hay que escuchar atentamente al pájaro.
Porque sucede que el pájaro del alma nos llama,
y nosotros no lo oímos. ¡Qué lástima!
Él quiere hablarnos de nosotros mismos,
quiere platicarnos de los sentimientos
que encierra en sus cajones.

Hay quien lo escucha a .
Hay quien rara vez lo escucha.
Y quien lo escucha sólo una vez.

Por eso es conveniente ya tarde,
en la noche, cuando todo está en silencio,
escuchar al Pájaro del Alma que habita en nuestro interior,
hondo, muy hondo, dentro del cuerpo...
Mijal Snunit

 



 

lunes, 4 de junio de 2012

"Aoniken Cuenta" Junio







"AONIKEN CUENTA PARA ADULTOS"

Tema: Un cuento a tu elección
Para narrar y escuchar
Concurrir con una chalina,los narradores
Te invita el sábado 2 de junio a las 17 hs

En la Cámara de Comercio de Banfield
Alsina N º 622 esq. Maipú
( a 1 cuadra de la estación)

Ambiente climatizado

Entrada $ 5 (con derecho a una infusión)

La jaula de Javier Villafañe

CUENTO: "LA JAULA" DE JAVIER VILLAFAÑE La jaula Nació con cara de pájaro. Tenía ojos de pájaro, nariz de pájaro. la madre, c...