Ayudaron a subir a los otros, aun sabiendo que se quedaban sin lugar. Desde una orilla dorada a punto de desaparecer, saludaron a Noé y a los elegidos, que se diluían en la distancia.
El arca avanzó, llegó a su orilla y dicen que se cumplió una profecía. Y aquí estamos.
Somos los descendientes de los que se salvaron solos.
Tomado del libro "La secreta sílaba del beso"
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