"Cuando llegó la hora de irme de casa, había desarrollado, cosa poco sorprendente, una gran fe en los libros. Aunque los puntos flacos de mi padre en la lectura coinciden con los míos, y lo que a él no le gustaba a mí sigue sin gustarme (no hay nada más permanente que una fobia de infancia heredada) sabía que se podía encontrar un libro para cada estado de ánimo, o encontrar un libro para cambiar tu estado de ánimo, un libro que pudiera sugerir una forma de pensar, de sentir y de ser. Nuevos pensamientos, imágenes y fantasías brotaban en tu mente mientras leías sentado en la butaca. El libro adecuado, como una droga, podía colocarte, y mantenerte durante semanas en el estado mental deseado".
Del libro autobiográfico de Hanif Kureishi sobre la relación con su padre, Mi oído en su corazón.
Del libro autobiográfico de Hanif Kureishi sobre la relación con su padre, Mi oído en su corazón.
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